Los avances tecnológicos y científicos de los últimos años registran un desarrollo exponencial, al tiempo que el conocimiento y la ciencia convergen para crear nuevos campos de investigación. Las NBIC (nanotecnologías, biotecnologías, inteligencia artificial y ciencias cognitivas) serán la base del desarrollo de las humanidades en el futuro.

La aplicación generalizada de la tecnología digital en todas las actividades humanas afecta profundamente nuestro modo de vida y, por consiguiente, nuestras representaciones mentales y los modelos asociados con ellas. El lugar cada vez más importante que ocupan la virtualización, la geolocalización y el constante uso de máquinas y objetos de comunicación generan nuevos hábitos de interacción a través de protocolos que nos suelen resultar bastante oscuros. Así pues, casi sin ser conscientes de ello y sin oponer resistencia, integramos unos protocolos que nos hacen entablar una relación inédita con las interfaces y las innovaciones tecnológicas, sean para uso profesional, personal, sanitario, pedagógico, artístico o de entretenimiento. El espacio de vida, aprendizaje, cuidado, acción y relación se convierte, en particular para los nativos digitales, en un espacio híbrido que se alimenta a un tiempo de cierta separación de la realidad y, paradójicamente, de una reinscripción territorial inédita gracias a la geolocalización de los datos personales. Nuestros modelos tecnológicos, económicos y sociales se están transformando sin que nos cuestionemos colectivamente sobre sus efectos para la civilización.